OpenAI ha estado trabajando en secreto en un proyecto conocido como Strawberry, que promete llevar las capacidades de razonamiento de la IA a un nuevo nivel, acercándolas cada vez más a las capacidades humanas.
En los últimos años, el mundo entero ha sido testigo de enormes y muy rápidos avances en el campo de la inteligencia artificial, especialmente en el procesamiento del lenguaje natural.
Modelos como GPT-3 y GPT-4 se han hecho con todos los focos gracias a su precisión y capacidades, con OpenAI y su chatbot ChatGPT como grandes protagonistas.
Sin embargo, aquí está el mismo problema de siempre y son las claras limitaciones de estos sistemas cuando se trata de razonamiento algo más complejo y planificación a largo plazo.
Es decir, que estas herramientas comiencen a asemejarse al pensamiento de un humano.
El proyecto Strawberry de OpenAI busca precisamente resolver esto. Según las informaciones que se han publicado, este proyecto tiene como objetivo desarrollar modelos de IA capaces de planificar, navegar por internet de forma autónoma y realizar lo que OpenAI denomina «investigación profunda».
Con todo esto como base, es hora de conocer un poco más fondo este proyecto, qué fechas maneja OpenAI y cómo pretende que esto se haga realidad y no se quede en un sueño imposible.
Así es como se originó este proyecto: de Q* a StrawberryEl futuro de este proyecto y la inteligencia artificial: ¿AGI a la vista?
¿Qué es Strawberry?
Como antes se menciona, Strawberry es un proyecto de investigación de OpenAI que busca desarrollar modelos de IA con capacidades de razonamiento similares a las humanas.
El objetivo principal es crear modelos de lenguaje que luego puedan integrarse en chatbots y que puedan pensar y planificar de manera más parecida a las personas.
Se posiciona, por así decirlo, como un enorme avance en la búsqueda de la inteligencia artificial general (AGI) y, según Reuters, van por buen camino, con la idea de que esto aterrice en una futura versión de ChatGPT.
Una de las características clave de Strawberry es su capacidad para realizar «investigación profunda». Esto supone que el modelo puede navegar por internet de forma autónoma, recoger información y sintetizarla para responder preguntas o resolver problemas.
Además, se espera que Strawberry pueda resolver tareas de «horizonte largo» (LHT, por sus siglas en inglés). Estas son tareas muy difíciles que requieren planificación a largo plazo, algo que ha sido un gran problema para los modelos de IA actuales.
A diferencia de los modelos anteriores que siempre se han entrenado con grandes conjuntos de datos estáticos, Strawberry utiliza un enfoque de «post-entrenamiento».
Este método se parece al Self-Taught Reasoner (STaR) desarrollado en la Universidad de Stanford en 2022, en el que el modelo aprende a razonar por sí mismo, creando nuevas tareas y generando sus propios datos de entrenamiento a medida que interactúa con la información.
Así es como se originó este proyecto: de Q* a Strawberry
El proyecto Strawberry de OpenAI tiene sus raíces en la lucha continua de la compañía por avanzar hacia la Inteligencia Artificial General (AGI).
Esta, en pocas palabras, se describe como un tipo de IA que permite comprender, aprender y realizar tareas intelectuales de forma muy parecida al cerebro humano. En otras palabras, es la capacidad de la IA de aprender del mismo modo que los humanos.
Antes de Strawberry, OpenAI trabajó en un proyecto conocido como Q*. Este proyecto, que no estuvo libre de controversia, se hizo con toda la atención del sector.
En este caso, el proyecto demostró grandes resultados en la resolución de problemas matemáticos que, teniendo en cuenta que tienen una única respuesta correcta, sugiere un mayor razonamiento, acercándose a la inteligencia humana.
Strawberry se presenta como una evolución o sustitución del proyecto Q*. Según informes, las primeras demostraciones de Strawberry han mostrado capacidades «a un nivel más alto que cualquier modelo de IA de la actualidad».
Por supuesto, Sam Altman, como CEO de OpenAI, ha sido la gran figura detrás de todo esto y el protagonista a la hora de impulsar el desarrollo de tecnologías de IA cada vez más avanzadas.
OpenAI ha respondido a Reuters sobre el proyecto, señalando lo siguiente: «Queremos que nuestros modelos de IA vean y comprendan más el mundo como lo hacemos nosotros. La investigación continua de nuevas capacidades de IA es una práctica común en la industria, con la creencia compartida de que estos sistemas mejorarán en el razonamiento con el tiempo».
El futuro de este proyecto y la inteligencia artificial: ¿AGI a la vista?
Pese a que sin duda supone un gran avance, o la menos el inicio de un camino hacia nuevos desarrollos, la mayoría de los científicos están de acuerdo en que faltan décadas, o incluso siglos, para que se cree una verdadera inteligencia artificial, que debe cumplir una serie de criterios —en constante evolución— antes de que pueda hacerse realidad.
Entre ellos, la capacidad de razonar, utilizar estrategias, resolver rompecabezas y emitir juicios. En cuanto a aquellos que piensan en la AGI de una forma catastrofista, Altman ha querido calmar las aguas diciendo que la AGI no será esa tecnología apocalíptica que muchos temen. En cambio, afirmó que será una herramienta que se puede utilizar para mejorar la vida de las personas.
«Cambiará el mundo mucho menos de lo que todos pensamos y cambiará los empleos mucho menos de lo que todos pensamos», dijo.
Por supuesto, y teniendo en cuenta todo el lío y controversia generada alrededor de este y su idea de conseguir la AGI a toda costa, es posible que esté preocupado por ese temor por esta tecnología, que podría obstaculizar su desarrollo y adopción. Al afirmar que la IA no será tan disruptiva como algunos temen, puede estar tratando de calmar un poco las aguas.
También es posible que esté tratando de posicionar a OpenAI como un líder en el desarrollo seguro de la IA. Al afirmar que no será una amenaza existencial, puede estar tratando de convencer a los gobiernos y al mundo de que OpenAI es una empresa responsable que puede ayudar a garantizar que esta tecnología se desarrolle de manera segura y responsable.
El tiempo estimado para alcanzar la AGI varía, pero muchos expertos sitúan este logro entre 2040 y 2060. Mientras tanto, los avances impulsados por proyectos como Strawberry transformarán sectores como la salud, la educación, la investigación científica y ese uso diario de chatbots como ChatGPT, así que nunca hay mal que por bien no venga.